lunes, 30 de agosto de 2010

Bibliografía de Platón

Obras filosóficas


Platón elige el diálogo como forma de expresión de su pensamiento; quizá como tributo a su maestro Sócrates a quién convierte en interlocutor de casi todos ellos. Su obra se puede dividir en varios períodos, según distintos criterios, siendo una de las clasificaciones más aceptadas la cronológica:


1. Diálogos de juventud (de los 28 a los 38 años) (399-389)


Están dominados por los temas de carácter socrático, y en ellos Platón se mantiene fiel a lo enseñado por Sócrates.


- Apología de Sócrates (el conocido retrato socrático del joven Platón)


- Critón (Sócrates en la cárcel sobre problemas cívicos)


- Laques (El valor)


- Lisis (La amistad)

- Cármides (La templanza)

- Eutifrón (La Piedad)

- Ión (La poesía como don divino)

- Protágoras (¿Es enseñable la virtud?)

2. Diálogos de transición (de los 38 a los 41 años) (389-385)


Platón vierte opiniones que no consideramos estrictamente socráticas, comienza a introducir elementos de su propia cosecha, algunos apuntan a la teoría de las Ideas.


- Gorgias (Sobre retórica y política)


- Crátilo (Sobre la significación de las palabras)


- Hipias mayor y Menor (Sobre la belleza el primero, y sobre la verdad del segundo)


- Eutidemo (Sobre la erística sofista)


- Menón (¿Es enseñable la virtud?)


- Meneceno (parodia sobre las oraciones fúnebres)


3. Diálogos de madurez (de los 41 a los 56 años) (386-370)


Encontramos el pensamiento de Platón en toda su dimensión. La influencia de Sócrates es mínima, y el pensamiento que expresa en los diálogos responde al pensamiento de Platón.


- Fedón (Sobre la inmortalidad del alma, el último día de Sócrates en prisión)


- Banquete (Sobre el amor)


- República (Sobre política y otros asuntos: metafísicos, gnoseológicos, etc.)


- Fedro (Sobre el amor, la belleza y el destino del alma)


4. Diálogos críticos y de vejez (de los 56 a los 80 años) (370-347)


a) (369-362, de los 56 a los 63 años): Hace una revisión crítica de la teoría de la Ideas y de sus consecuencias, aunque ello no signifique que sean abandonadas.


- Parménides (Crítica de la teoría de las ideas)


- Teeteto (Sobre el conocimiento)


- Sofista (Lenguaje, retórica y conocimientos)


- Político (Sobre política y filosofía)


b) (361-347, de los 64 a los 78 años): Crece el pesimismo de Platón, si nos atenemos al contenido de sus obras últimas, que ya parecían inclinarse al predominio de los elementos místico-religiosos y pitagorizantes de su pensamiento.


- Filebo (El placer y el bien)


- Timeo (Cosmología)


- Critias (Descripción de la antigua Atenas, mito Atlántida...)


- Las Leyes (La ciudad ideal, revisión pesimista de la República)


- Carta VII (en esta carta Platón nos presenta su conocida y breve autobiografía)


Obras acerca de la Ética


Como ocurre con los otros aspectos de su filosofía, la ética no es objeto de un tratado específico en el que se aborde el tema sistemáticamente. El hecho de que muchos diálogos platónicos comiencen con una interrogación acerca de la virtud en general, o de virtudes en particular, muestra que el interés por el análisis del comportamiento humano no es algo accidental en Platón. El objetivo de la vida del hombre no puede reducirse a la satisfacción de sus necesidades materiales; más allá de éstas, el hombre debe ser objeto de un desarrollo completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su alma, la irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía de su vida.


Justicia y ética


Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer, la justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que debe. Implica que la vida buena para el hombre es una vida en la que se atiendan las necesidades "materiales" y "espirituales". La idea de que el hombre debe dar las espaldas a todo lo que signifique materia o tenga algo que ver con la corporeidad, defendida en el Fedón, no será mantenida en los diálogos posteriores, en los que el alma deja de ser considerada como una entidad simple y enfrentada al cuerpo, y pasa a ser considerada como entidad en que podemos distinguir tres partes diferenciadas que permiten explicar, los conflictos psicológicos de la vida del hombre, las tendencias que configuran su naturaleza. El conocimiento y la satisfacción de las necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en el disfrute de los bienes materiales, etc. En el Banquete, a través del Eros, Platón concibe el ascenso hacia las Ideas partiendo del amor a la belleza que observamos en las cosas sensibles, luego a la belleza en el ser humano, hasta alcanzar la contemplación de la Belleza en sí, que se identifica con el Bien del que nos habla en la República y que representaría el grado superior de conocimiento.


El verdadero bien del hombre, la felicidad, se alcanzará por la práctica de la virtud. Pero ¿qué es la virtud? Platón acepta la identificación socrática entre virtud y conocimiento. La falta de virtud no supone una perversión de la naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si desconoce el bien, puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falta de virtud es equivalente a la ignorancia. Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar correctamente, tanto en lo público como en lo privado, nos dice Platón en la República. Cuando alguien elige una actuación que es mala lo hace, según Platón, creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que nadie opta por el mal a sabiendas y adrede. En ese sentido la virtud cardinal sería la prudencia, la capacidad de reconocer lo que es verdaderamente bueno para el hombre y los medios de que dispone para alcanzarlo.


En la República nos habla Platón de cuatro virtudes principales: la sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza y la justicia. Establece una correspondencia entre cada una de las virtudes y las distintas partes del alma y las clases sociales de la ciudad ideal. La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud propia la sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en que cada parte del alma cumpla su propia la función, estableciendo la correspondiente armonía en el hombre, impone los límites o proporción en que cada una de las virtudes ha de desarrollarse en el hombre. El hecho de que Platón tenga una concepción absoluta del Bien hace que la función de la parte racional del alma siga siendo fundamental en la organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.


Obras referentes a la Ética


1) La inmortalidad del alma en el "Fedón"


2) Mito de la caverna, "República", VII


3) Fragmento del "Menón"


4) Alegoría de la línea, "República", VI


5) Diálogo y filosofía (E. Lledó)


6) Banquete